«La guerra es la paz. La libertad es la esclavitud. La ignorancia es la fuerza» Estos son los lemas del ficticio partido Ingsoc que describia Orwell y en los que se basaba la manipulación y el control sobre la sociedad.
Actualmente podriamos añadir un cuarto lema sin que desentonase en absoluto: «La discriminación es la igualdad».
Recibimos un comunicado de una representación sindical en una gran consultora sobre el plan de igualdad de la empresa, cosa que a priori no parece mal, pero en las medidas aplicadas se destacan las siguientes joyas:
- Priorización de las candidaturas de mujeres en los los procesos de selección.
- Garantizar la presencia de una mujer en las listas finales de candidatos.
- En igualdad de condiciones, la elegida será una mujer.
- Despertar la vocación tecnológica en estudiantes de carreras técnicas, mediante charlas, conferencias, etc.
¿Qué significa esto? ¿Acaso ser mujer es algún tipo de minusvalía?
Una vez más nuestros queridos sindicatos dan una muestra de su anacronismo y de la falta de conocimiento de la situación el en sector, eso suponiendo que detrás no haya motivaciones económicas por subvenciones de género.
Decimos esto porque es imposible pensar en un sector más igualitario que el nuestro, ya que dado a la fuerte especialización en la que nos movemos, únicamente se diferencia a la gente por su puesto o su rol por encima de su género y donde al ser un sector tan joven no arrastramos los clichés de anteriores generaciones.
Incluso al tener una fuerte influencia anglosajona en la jerga profesional, muchos de nuestros títulos se usan en inglés donde las palabaras no tienen genero ni hay dudas con el plural neutro. Somos Devops, sysadmins o DBAs y lidiamos con managers, team leaders y brown dispatchers varios. En otras palabras, en nuestro entorno profesional la unica distinción que se hace en base al género, es el dibujo que hay en la puerta del baño que usas.
Es probable que se deba a una errata, un error semántico del autor del comunicado y en realidad quisiese decir «paridad» ya que igualdad es otra cosa y entendemos que, por el contexto en el que se ubicaria, se refiere a la tercera acepción listada en el diccionario de la RAE:
Principio que reconoce la equiparación de todos los ciudadanos en derechos y obligaciones.
Pero parece que no hablamos de ello en este caso ya que se prentende beneficiar a unos ciudadanos por encima de otros en base a un factor arbitrario, en este caso el sexo.
Si bien es cierto que el personal en nuestro sector es predominantemente masculino (especialmente en el area de sistemas), no parece que sea un tema tan preocupante dada la especializacion del mismo como hemos visto antes y menos como para poner en marcha medidas, aqui sí, completamente discriminatorias.
La informática es un sector totalmente vocacional, no es algo que puedas aprender de manera artificial si no te despierta interés. Tiene que gustarte y te tiene que gustar desde antes de que supieses que te gustaba, porque de lo contrario entrarías en una espiral que solo puedo comparar a estudiar por obligación una lengua muerta que ni siquiera nadie sabe como se pronuncia.
Como anécdota personal, cuando yo estudiaba, en mi grupo en todos los años solo hubo dos chicas y ninguna de las dos terminó. Sin embargo en el mismo centro tambien se impartían enseñanzas sanitarias y la proporción era justo la contraria, parece lógico que años después la distribución por géneros en el mercado laboral sea similar, luego la solución no estaría en los procesos de selección, sino bastante antes.
En este aspecto, la igualdad parece que está mas que garantizada, no es creíble que cuando alguien se acerca a cualquier centro de estudios a realizar una matrícula en determinada especialidad se le niegue porque tiene los órganos sexuales equivocados para adquirir unos conocimientos que le permitan desempeñar un empleo acorde a los mismos.
Cada persona individualmente elige la carrera profesional que mas le atrae o que más se adecua a sus intereses o a sus habilidades. Que luego todos estos individuos una vez puestos en grupo tiendan a tener un perfil concreto es algo que no se va a poder corregir a posteriori una vez que se incorporen al mercado laboral.
Lejos de parchear el problema este tipo de medidas suponen justo lo contrario de lo que pretenden, ya que lo que hacen es perpetuar la imagen de «sexo débil» que necesita ayuda para hacer lo mismo que un hombre, sea en forma de cuota, sea en forma de menores marcas de corte en pruebas físicas o sea en forma de forzar su entrada en un proceso de selección. El resultado es el mismo, esa condescendencia es un reconocimiento implícito de la inferioridad de cualquier mujer como colectivo ante cualquier hombre anónimo.
Y eso, eso sí que es machismo.
Por si esto fuera poco, este tipo de políticas suponen un tiro en el pie en la profesionalidad del sector, abriendo la posibilidad de que los puestos no se cubran por el candidato mas adecuado, sino por características arbitrarias a elección de quien lleve a cabo la selección. Hoy una cuestión de genero, pero mañana podría ser de afinidad política o familiar. En todo caso siempre quedará la duda de si estamos ante un profesional o alguien puesto a dedo.
Quizás los esfuerzos de los sindicalistos no deberían ir en esta dirección, sino en hacer más atractivo trabajar en este sector a un espectro más amplio de la población.
Como ya hemos visto, se trata de una profesión muy vocacional, que se desempeña en un entorno muy competitivo, donde la necesidad de aprendizaje es continua durante toda tu vida laboral. Y todo ello para tener que lidiar con la precariedad, los bajos salarios, las jornadas interminables y la imposibilidad de tener conciliación.
Esa es la discriminación y nos afecta a todos.